domingo, 5 de enero de 2014

Final de una etapa.

     Estoy en un momento en el que me dejo llevar por el oleaje. Pero estas no son olas tranquilas, sino es un mar alterado, las olas chocan contra mi arrastrándome. Me dejo llevar por golpes a una deriva lejana de lo que realmente quería. Sin fuerza sigo respirando, sabiendo que no puedo quedarme quieto, pero no puedo tomar decisiones.
     Da igual todo, he tomado decisiones, sé que acertadas. Y no quiero volver donde antes. Pero creo que todo me está sobrepasando. Llegué al momento de no retorno y a dos pasos de un bar mugriento de mala muerte. Debería de dar gracias, y las doy, a todo lo que tengo y he conseguido pero ya esto se me ha ido de las manos.
     No puedo mostrar ya una cara feliz para todo el mundo porque no la tengo. Tengo la cara que tengo, de cansado, muerto por dentro. Sin ilusión a nada y sin aprovechar las oportunidades que me brindan. Desechando todo aquello que sería bueno para mi. Lo peor de todo que me da igual.

     Se acabó. Algún día me reiré de esto pero ahora sólo me apetece esa fría oscuridad en la que nadie quiere entrar, en la que yo estoy cómodo sin ver a nadie. Sé que esto no le gustará a mucha gente, pero es lo que yo necesito en estos momentos. Desaparecer, de nuevo pero esta vez espero no volver donde estaba.