lunes, 12 de noviembre de 2012

Capítulo I


Capítulo I
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      Me estaba costando bastante dormir esa noche, solo pensaba en los casos que hacía últimamente, todos ellos eran iguales; drogas, venganza, ajuste de cuentas, deudas y alguno que otro más. Estaba cansado de ver siempre los mismos asesinatos una y otra vez, empezaba a perder la ilusión de mi trabajo. Rondaba por mi cabeza la idea de ascender, buscando la satisfacción en diferente departamento, pero necesitaba un par de casos más que resolver y tendría una plaza reservada.

     Sonó el móvil en plena madrugada, como siempre, era Bridget. Es mi mejor amiga, como una hermana, y mi teniente en la comisaría. Manteníamos una relación muy estrecha ya que nos conocíamos desde pequeños y empezamos juntos en la academia. A diferencia de mi, le encantaba el papeleo de oficina y trabajar bajo presión; a mi en cambio, me gustaba más el trabajo de campo, investigar el suceso e interesarme por los supuestos sospechosos además de sentir esa adrenalina de saber que estas punto de pillar al malo. Cogí la llamada y me dijo que hubo un asesinato en Stratford Road y me pidió que fuera lo más rápido posible ya que me iba a interesar. Salí corriendo de la cama y me fui a la ducha sin pensármelo, me puse unos vaqueros, una camisa y cogí la chaqueta, bajé al garaje mientras me iba comiendo una magdalena y me dispuse a coger el coche.

     Era una noche muy tranquila, no había nadie en la calle, era normal ya que eran las cinco de la mañana aproximadamente y que ya empezaba a llegar el otoño, se notaba porque por las mañanas, tan temprano, empezaba a hacer un poco mas de frío. Cuando estaba llegando me di cuenta que era un barrio residencial de casas blancas de entre dos a tres pisos, había bastantes arboles en los jardines delanteros de las casas pero lo que no había era ningún tipo de comercio. Los jardines estaban delimitados con vallas negras de metal en las aceras, pero no todos, algunos estaban cercados con madera pero de baja altura. Al llegar casi a la dirección que me dio Bridget empecé a ver las luces azules de los coches de policía reflejadas en las ventanas de los edificios colindantes. Aparqué en frente del edificio y bajé del coche pero nada mas poner un pie en el suelo sentí como un hormigueo en el estomago, era una sensación extraña.

     Al bajar del coche me estaba esperando Bridget para hablar conmigo. Venía deslumbrante, como siempre, al ser la teniente no podía descuidar su vestimenta ya que también era una imagen en la comisaría. Vestía con unas botas negras de tacón que llegaban más o menos hasta las rodillas, un vaquero ajustado azul marino con los hilos de las costuras de color mostaza y una blusa de color azul cielo con botones de perlas, la blusa inspiraba mucha paz, además vestía un tres cuartos de paño color negro, este era ajustado con un cinturón ancho a la altura de la cintura con una hebilla plateada, a Bridget la encantaba que la ropa le quedara ajustada. Al verme me sonrió y me abrazó dándome dos besos y entre susurros me dijo que este caso me iba a sorprender bastante y entre risas también me dijo que tenía otra sorpresa para mí, me miró y se alejó para acercarme a un chico. Se llamaba Cooper, iba a ser mi nuevo compañero en este caso.

     Me fijé en él, tenía los ojos de color marrón pero de mirada cálida, me sentía reflejado en sus ojos. En el momento que le vi me invadió una ola de tranquilidad, es como si ya le conociera desde siempre, la fracción de segundo que mantuve la mirada fijada en sus ojos fue como si en verdad descubriera quien era yo y todo lo que me pasó anteriormente no importara. Su pelo era de color castaño oscuro y estaba despeinado a parte de que el aire estaba acariciando suavemente su pelo. Su voz era suave y dulce pero con autoridad, era toda una contradicción. Era un poco más alto que yo, pero él llevaba zapatos, eso era trampa, yo iba en deportivas. Sabía vestir bastante bien, llevaba un traje negro con camisa de color burdeos y un corbatín negro. Lo mas seguro vendría de algún tipo de cena ya que no es normal venir vestido así a este tipo de sitios ya que no sabes que te puedes llegar a encontrar. Al volver en mi noté que él también me estaba mirando, sentí algo de vergüenza. Moví la cabeza levemente y regresé de nuevo a la situación.

     Tras intercambiar unos saludos informales además de un par de risas con Bridget, hablamos un poco sobre el trabajo y los horarios tan horrorosos que teníamos y estuvimos bromeamos de las pagas tan magnificas que nunca teníamos. Después de veinte minutos nos pusimos al día y nos dijo Bridget que la acompañáramos dentro del edificio.

     Era un dúplex de tres pisos, la entrada tenía la valla negra del jardín, el camino que llevaba hacía la puerta de entrada era de baldosas de barro, eran bastante nuevas, tenían ese color marrón recién salido del horno, bastante brillantes. La pared exterior del primer piso era blanca, también estaba recién pintada, ese blanco podía llegar a reflejar a la perfección las luces de los coches de policía. Los pisos de mas arriba eran de ladrillo, de color rojo y negro, estos se notaban que estaban mas desgastados, en algunos no se apreciaba bien el color. Había ventanales en los tres pisos, estos eran de color blanco. La puerta de entrada tenia imagen de ser robusta, era de madera color caoba. Me fijé bien antes de entrar en que ninguna ventana estaba rota y que estas estuvieran cerradas además de que el cierre de la puerta estaba intacto.

     Bridget nos dijo que el cuerpo estaba en la última planta, en el dormitorio principal. La casa estaba repleta de agentes, estos estaban haciendo fotos a todas las habitaciones de la casa y cogiendo muestras de todo lo que parecía inusual en una casa y de lo que no, nunca sobra la información aunque esta sea relevante. Subimos las escaleras hasta la tercera planta, la casa era enorme, una de esas plantas era como mi piso, además había muchas señales de quien viviera allí no le faltaba dinero.

     La teniente entró al dormitorio la primera y con un gesto de educación le ofrecí a Cooper que entrara antes que yo con una sonrisa no muy efusiva. Cooper aceptó pasar primero pero se quedó paralizado entre las dos habitaciones, es como si se le hubiera olvidado andar. Le toqué el hombro y le tuve que decir algo para que reaccionara, se dio la vuelta pálido, me miró y se fue al fondo del pasillo con cierta prisa a la esquina para después vomitar. Fui a ver si estaba bien antes de entrar, era mi compañero ante todo. Cuando terminó de vomitar  y se encontró mejor se incorporó, me pidió disculpas sonrojado por la situación y con cara descompuesta me dijo que nunca vio nada igual, cosa que me intrigó mucho más. Volvimos hacia la puerta de la habitación y esta vez me dispuse a entrar yo primero.

[...]

lunes, 5 de noviembre de 2012

Su primera cita


     Creciste en un hogar en el que te querían y te cuidaban pero cuando ibas al colegio, de vez en cuando, alguno se metía contigo, no eras el punto de todas las miradas sino que cuando estos se aburrían eras tu quien les divertía. Eras uno más de todos esos chicos del colegio, querías llevarte bien con todos los niños y al final conseguiste ser uno mas pero eras un niño inocente e iluso y olvidaste lo que te hicieron y pasaste a ser uno mas.
     Pasaste varios años en ese colegio y cambiaste, no para bien, en eso estamos de acuerdo. Eras normal, ibas a clase, estudiabas, hablabas con los demás chicos y te empezaban a interesar muchas cosas pero nunca te decantaste por nada. Además empezaste a ir a clases de artes marciales por la tarde, es cierto que estas no te gustaban nada, no hacías mas que repetirlo, pero ibas porque más o menos te obligaban y pasabas el rato con otras personas. Cuando intentas recordar las caras de esas personas no puedes, ni sí quiera puedes acordarte de lo que hacías en esas clases, lo tienes todo demasiado borroso.
     Conseguiste pasar a secundaria, seguías en la misma clase y por primera vez te empezaste a fijar en las personas, algo te empezó a gustar. Tuviste alguna que otra experiencia pero no tuvieron ningún tipo de importancia.

     […] Yo creo que si. Descubrí varias cosas que ahora me siguen gustando.

     Al final del curso, tu profesora de historia te dijo que iba a quedar su asignatura y estudiaste varios días antes, en verdad te interesó estudiar para poder pasar de curso limpio, te esforzaste y aprendiste.
     Tuviste un gran cambio cuando llegaste al instituto, cuando llegabas a casa te veían deprimido, nunca  quisiste contar porque estabas así continuamente.

     […] Los años de instituto fueron los peores que pasé estudiando. Además de que todo era nuevo, la gente no era especialmente amable conmigo, era un blanco perfecto para dos personas que había en mi clase, era su tipo perfecto, no tenía personalidad y era una persona bastante débil. Me hicieron pasar los peores años de mi adolescencia. Me empezó a importar poco el estudio y conocí a un grupo de gente, en la cual confié completamente, ellos eran como una familia la cual la podía contar todo. Acabaron defendiéndome siempre y me sentía a gusto con ellos. También es cierto que fue ahí cuando empecé varias prácticas que no eran saludables y menos para la edad que tenía. Con el tiempo acabamos formando unos lazos los cuales creíamos que eran indestructibles y que todo sería igual siempre. Por fin, después de varios años terminé mi etapa en el instituto.

     Empezaste a trabajar y a ganar dinero, todavía piensas en que te lo gastaste pero todavía no tienes una explicación que te guste pero yo si te la puedo dar, te lo gastaste en tonterías que ni si quiera utilizabas o aprovechabas. Seguiste con el mismo grupo de gente, aunque estos cada vez eran menos, esos lazos que creías que no se rompían algunos acabaron desapareciendo pero tu seguiste ahí. Tuviste tus primeras relaciones, nada interesantes, tampoco creo que te aportaran nada en especial, tu y yo nos entendemos.    
     Apostaste mucho mas por varias personas de las cuales a día de hoy no sabes nada de ellas.
Hiciste una gran locura, te fuiste para luego volver. Eso sí, te trajiste una gran experiencia en la que maduraste increíblemente rápido, te decepcionaron y traicionaron hasta el punto que sigues pensando en ello, y han pasado años.

     […] Me sigo arrepintiendo, si.

     Después encontraste otro trabajo, este no era perfecto pero estaba bien. Aprendiste bastante y conociste a una persona muy especial.

     […] Si, es de lo mejor que me ha pasado hasta día de hoy, y por eso, siempre le estaré agradecido de seguir conmigo. Es como una hermana.

     Durante el tiempo que duró ese trabajo conseguiste ayudar a alguien a encontrar trabajo e intentabas compaginar tu horario con tus amigos. Pero además, empezaste a conocer otra gente con la que te apetecía pasar tiempo. Todo esto se volvió contra ti, bueno en verdad fueron tu grupo de amigos los que se volvieron contra ti, no entendiendo porque te ibas con esa gente nueva que conociste.
     El mismo día que acababa tu contrato por la noche también acabó lo que tu llamabas lazos indestructibles. Ese día diste un paso por ti, el cual una gran parte es lo que eres hoy.

     […] No me acuerdo muy bien de la hora, pero era de madrugada. Recibí la llamada de una persona la cual acusándome de varias cosas y diciéndome que ya no había nada de que hablar entre nosotros, más o menos un resumen de todo es que la había defraudado. Esa noche lloré bastante, me cuesta admitirlo, pero es así. Sin ganas de nada me puse delante del ordenador y decidí que volvería a estudiar, que sería alguien de provecho y que no miraría atrás. Empecé a estudiar y fue lo mejor que hice. Estoy super orgulloso de mi mismo por haber dado ese paso.

     Me alegro que te decantaras por ese camino. Es verdad que fue uno de los mejores años que has tenido hasta hoy estudiando. Conociste a mucha gente y cambiaste bastante tu forma de ser, además de que tuviste otra relación, rara, pero la tuviste. Además conociste a otra bellísima persona a la que adoras y  que quieres que siga mas o menos tus pasos, aunque no iguales, pero si que se sienta orgullosa de sí misma y que sepa aceptar las cosas y le de igual si son malas y sepa poner buena cara a esa gente que la ha hecho sufrir.

     […] Es cierto, y sé que lo está consiguiendo aunque ella no se dé cuenta. Estoy muy orgulloso de como es y no quiero que pierda la inocencia que yo perdí a la fuerza. La tenía que haber conocido antes, la quiero muchísimo y quiero ver como llegas a lo más alto.

     También te diste cuenta, bueno te dieron con ello en la cara, que no estabas muy bien de físico. Con todo lo que aprendiste ese año más toda tu fuerza de voluntad acabaste perdiendo bastante peso lo que te hizo coger mucha confianza en ti mismo. Ahí empezaron los complejos, lo mas seguro es que te persigan durante toda tu vida.

     […] Lo sé, pero es algo con lo que viviré.

     Durante ese año volviste con tu círculo de amigos de nuevo, habían cambiado muchas cosas y una de esas cosas eras tú, eras mas cuidadoso pero seguías un paso por detrás de todo. El verano fue bueno digamos, conseguiste una meta la cual era llegar a un número, ya sabes que yo no veo bien esa obsesión pero tengo que aceptarla. También te fuiste con tus amigos fuera de Madrid a disfrutar del verano, fue divertido pero te empezabas a dar cuenta de que había algo que fallaba.
     Terminado el verano continuaste formándote, fueron tres meses duros, ya que hacías varias cosas a la vez, trabajabas y estudiabas dos cosas simultáneamente. Fue un año lleno de logros, pequeños, pero te llevaron por un buen camino.

     […] Si, la verdad que es cierto. Desde ese año todo va yendo más o menos como yo quiero. Perdí lo que yo creía que era lo más importante pero me he dado cuenta de que pocas cosas son importantes.

     Bueno, ya nos estamos acercando al final de la sesión. Antes de irte quiero que me termines de explicar mas cosas, sigamos.
     También me comentaste que conociste a alguien que cambio todos tus esquemas y que gracias a esa perdosa o por la situación que pasaste conseguiste vivir como realmente querías y además también dejaste de ver a personas que creías que eran importantes para ti, explícame eso por favor.

     […] Creía que iba a pasar algo con esa persona, pero no. Lo único que me enseñó fue la una gran hostia. No guardo rencor ninguno, lo único que prefiero no hablar de ello, “lo pasado, pasado es”. Eso si, gracias a lo que pasó soy lo que soy. Y bueno, por el otro tema, simplemente con una de ellas no había nada, acabó siendo una persona extraña para mí, debe ser que todavía guardo rencor por como se comportó conmigo o no sé, lo que sé que me da igual lo que sea de ella. Y bueno la otra persona, la echo de menos, sí. Pero no sé daba cuenta de lo que me pasaba, acabé llevando el peso yo solo de todo porque no podía hablar con nadie, me dio pena. Pero sé que es fuerte y puede seguir sin mí, siempre ha conseguido todo, tiene una personalidad fuerte y no se deja pisar por nadie.
     […] Y eso es todo. Han pasado un par de cosas más, pero si que no las doy ningún tipo de importancia.

     Perfecto, pues seguiremos la próxima cita. Has progresado bastante, has conseguido ser una persona medianamente fuerte, pero te resulta difícil hablar sobre ti. Tus decisiones son más duras pero te cuesta llevarlas a cabo y además te cuesta expresar lo que sientes en determinados casos. Tienes más confianza en ti mismo por que has aceptado como eres y te da igual lo que digan de ello pero a cambio te has vuelvo frío, es difícil llegar a saber que piensas porque te cuesta confiar en la gente.
     Cuando consigues un gran cambio en la vida siempre te perseguirá algo de tu pasado, e igualmente hay cosas que sé que no me has contado, espero que algún día hables de ello.

[…] Lo sé, pero eso para las próximas citas. Muchas gracias.

sábado, 25 de agosto de 2012

La codicia humana


Pensad por un momento, ¿qué habéis hecho que merezca la pena hasta hoy?.  Intentamos crecer como personas, dar a conocer lo que valemos e intentar ser mejores en todo cada día, pero por circunstancias de la vida lo vamos dejando y no conseguimos hacer las cosas a tiempo y después nos lamentamos.

No nos queda otra que seguir luchando, saltando obstáculos que aparecen y levantarnos si nos caemos y aún así cuando llegamos no estamos satisfechos y queremos más, y ahí, tenemos la codicia humana.

Nunca estaremos satisfechos con poco ni con mucho, queremos más porque no sabemos encontrar la felicidad en cosas inmateriales, no damos importancia a nada que no sea lo que queremos en ese momento, somos así y no podemos cambiarlo.

Pocas personas encuentran esa felicidad que creemos inexistente. Intentemos ver más allá de nosotros mismos y veamos el mundo y las personas tal como son y comprender que no solo importamos nosotros y nuestra opinión.

miércoles, 18 de julio de 2012

Una camiseta


Realmente, tenemos un cambio continuo durante nuestras vidas. Puedes llegar a proponerte retos que estos se convertirán en victorias o en fracasos, de los dos llegas a aprender, más o menos. Con la victoria, te animas a seguir luchando mas y pensar que puedes conseguir mucho más de lo que tienes o eres, sin embargo, con el fracaso muchos se hunden, contra mas fuerte sea este mas difícil es conseguir sobrellevarlo, pero, gracias a los fracasos nos hacemos mucho más fuertes y pensamos más abiertamente, con mas vías de escape. Estas vías de escape acaban siendo formas de vida, en las que aprendes que no solo había un camino, sino que hay muchos más, todos los que tú quieras.

Por mucho que estemos seguros de que algo debe de seguir siempre, no pasara. Nunca podrás tener esa camiseta que te gusta tanto guardada en el armario porque siempre habrá alguien que la saque y la use para trapos, o que se olvide en la mudanza o mil cosas más. Hay cosas que deben cambiar para seguir adelante, siempre llorarás por esa camiseta, pero tienes el recuerdo que acaba siendo lo mas valioso.

domingo, 24 de junio de 2012

El por qué te odio y te sigo queriendo

- Porque yo ya no soy como era al haberte ido.
- Porque te fuiste con mis ganas de seguir hacía delante.
- Porque has vuelto otra vez como el ave fénix renació de sus cenizas.
- Porque no quiero que vuelvas a irte.

Y...

- Odio esta manera de quererte tan absurda.
- Odio que tu sigas igual como si nada hubiera pasado y sin compartir mucho más de ti.

Hay cosas que puedo perdonar, pero no olvidar, pero aún así, quiero que te quedes aquí y esta vez sin irte.