domingo, 31 de julio de 2011

Recueros

Thief se despertó de madrugada en su cama, era la cama en la que el dormía de pequeño, se miraba los pies sonriendo levemente porque se le salían de la cama, esa cama que fue con su padre a comprar cuando el tenia 13 años.

Se levantó de la cama y decidió bajar a la cocina a por un vaso de cualquier bebida que le calmara. Primero pasó por el baño y se miró al espejo, empezó a tocarse la cara, se fijo en su piel, ya no era igual que antes. Ya tenía un par de arrugas en los ojos, ojeras pronunciadas y las marcas faciales ya definidas.
- El paso del tiempo no perdona a nadie

Salió del baño y se dirigió a las escaleras para bajar a la cocina y empezó a sentirse raro, empezó a sentir varios sentimientos a la vez, amor, tristeza, odio, soledad… De repente se quedó paralizado en un escalón, ese escalón, calló sentado ahí con los ojos en blanco, intentaba guardar esas lágrimas, lágrimas que le hacían más débil cada vez que una se derramaba por su cara envejecida.

Empezó a tocar el escalón y a palpar unas siluetas que había en él. Era un dibujo que hizo de pequeño. Era un dibujo de un dinosaurio, un dinosaurio que le regalaron sus padres en su cumpleaños y empezó a recordar todo de nuevo…

Era una mañana de verano, hacia bastante sol, entraban rayos por la puerta del exterior y se iluminaban los bonitos colores de la vidriera de la puerta de entrada, estos se reflejaban en la escalera y eran unos colores destellantes, verdes, amarillos, rojos… En ese momento Thief, empezó a imaginarse un paisaje y decidió dibujar en la escalera su dinosaurio. Su madre estaba en el baño arreglándose, habían quedado para comer con sus hermanas ya que iban a celebrar el nacimiento de su sobrina. Se había puesto su vestido nuevo, era blanco con tirantes y decorado con unas perlitas alrededor de las costuras. Se empezó a maquillar, hizo todo un ritual, primero una crema, después la base, sombras, colorete, máscara de pestañas, lineado, y por último los labios, siempre se los pintaba de rojo, la encantaba. Fue a la habitación y se puso unas sandalias de tacón que se compró con su marido el día anterior. Le era difícil andar con ellas, ya que eran muy altas.

Empezó a llamar a Thief para que se arreglara, pero él no le hacía caso. Salió de la habitación en busca de Thief y le vio dibujando en la escalera, se acerco a la escalera con un ligero paso y bajo un escalón mientras le decía que parase. Al segundo escalón que bajo, se torció el tobillo y sin saber cómo, empezó a rodar por la escalera. Se dio en la cabeza con el último escalón.

Thief volvió en sí, se levantó del escalón y empezó a recordar la escena tan macabra que se le quedó grabada de pequeño. Empezó a ver la imagen de su madre muerta en la escalera, de los orificios de sus oidos salía sangre y tenía los ojos en blanco mirando al vacío