Estoy en un momento en el que me dejo llevar por el oleaje.
Pero estas no son olas tranquilas, sino es un mar alterado, las olas chocan
contra mi arrastrándome. Me dejo llevar por golpes a una deriva lejana de lo
que realmente quería. Sin fuerza sigo respirando, sabiendo que no puedo
quedarme quieto, pero no puedo tomar decisiones.
Da igual todo, he tomado decisiones, sé que acertadas. Y no
quiero volver donde antes. Pero creo que todo me está sobrepasando. Llegué al
momento de no retorno y a dos pasos de un bar mugriento de mala muerte. Debería
de dar gracias, y las doy, a todo lo que tengo y he conseguido pero ya esto se
me ha ido de las manos.
No puedo mostrar ya una cara feliz para todo el mundo porque
no la tengo. Tengo la cara que tengo, de cansado, muerto por dentro. Sin
ilusión a nada y sin aprovechar las oportunidades que me brindan. Desechando
todo aquello que sería bueno para mi. Lo peor de todo que me da igual.
Se acabó. Algún día me reiré de esto pero ahora sólo me
apetece esa fría oscuridad en la que nadie quiere entrar, en la que yo estoy
cómodo sin ver a nadie. Sé que esto no le gustará a mucha gente, pero es lo que
yo necesito en estos momentos. Desaparecer, de nuevo pero esta vez espero no
volver donde estaba.